Este
año esgrimen que "los titulados ven
cómo después de cuatro años de estudios, carecen de atribuciones profesionales
que les permiten ejercer como ingenieros... Este hecho les provoca una gran
frustración."
Una afirmación
con la que estoy completamente de acuerdo, pues la realidad es que en España no existe ningún título de Grado que
habilite para el ejercicio de la profesión de Ingeniero. Los títulos de Grado
de la rama de ingeniería, para lo más que pueden llegar a habilitar es para el
ejercicio de alguna de las profesiones de Ingeniero Técnico -que no de Ingeniero-.
Y, además, circunscrita al ámbito de la especialidad cursada, como se
encuentra claramente reflejado en la Resolución de 11 de de mayo de 2017 de la
Secretaria General de Universidades. Resolución, por cierto, recurrida por el
INGITE -del que forma parte en la actualidad el COGITI- ante el Tribunal
Superior de Justicia de Madrid, que, por sentencia de 1 de abril de 2020, ha
fallado desestimando todas sus pretensiones, condenándolos en costas.
Posiblemente
una parte del fondo del problema no sea más que eso: frustración por no querer
asumir lo que uno es y pretender, con campañas de confusión, aparecer ante la
sociedad como lo que no se es.
Voy a ser muy claro: los Grados en
Ingeniería de la rama industrial [Mecánica;
Electricidad; Electrónica Industrial; Química Industrial; Textil], que habilitan
para al ejercicio de profesión de Ingeniero
Técnico Industrial en el ámbito de una especialidad, no constituyen la base
de la estructura racional de asimilación de conocimientos que se precisa para
la formación de un Ingeniero Industrial.
¿Le parecería a alguien razonable que la
formación en medicina requiriese previamente la superación de un Grado en Cardiología, o en Dermatología, o en Oftalmología, etc., para posteriormente, a través de un Máster en Medicina, pretender aportar a
los estudiantes las competencias requeridas para el ejercicio de la profesión
regulada de Médico?. Situación que es
completamente equiparable a la de la formación de un Ingeniero Industrial. Si
hablamos de alertas, referenciemos la realizada por la Real Academia de Ingeniería que manifestó que "no es posible compaginar el desplazamiento
de determinados contenidos básicos de los primeros cursos de la carrera de
Ingeniero hacia más adelante, ante la necesidad de dejar paso a asignaturas más
utilitaristas, imprescindibles para un ejercicio profesional de la Ingeniería
Técnica Industrial en la especialidad para la que habilitan. Los hechos
evidencian que dichos contenidos básicos, que desempeñaban un papel muy
relevante en la formación, ante las dificultades para ser abordados, tanto para
los profesores como para los alumnos una vez que éstos se han adentrado
previamente en asignaturas más utilitaristas, han ido rebajándose; cuando no
progresivamente desapareciendo. Como la orientación de las asignaturas no
básicas es consecuencia de los conocimientos básicos del alumno, las deficiencias
en las básicas condicionan enormemente la orientación de las restantes
asignaturas en las que, cada vez, se imparten contenidos más utilitaristas ante
las dificultades para su fundamentación".
Para intentar paliar la situación, a la que
los responsables educativos abocaron a nuestras Escuelas, ante la imposibilidad
de poder disponer de un plan de estudios de más de cuatro años de duración para
formar adecuadamente un Ingeniero Industrial, no quedó más remedio que
inventarse el Grado en Ingeniería en
Tecnologías Industriales (GITI), sin atribuciones profesionales, que hoy
constituye la vía óptima para quienes tengan claro que desean formarse, de la
manera más adecuada y coherente posible, para ejercer en el futuro con las
capacidades de un Ingeniero, cuyas competencias y atribuciones adquirirán tras
cursar los estudios de Máster Ingeniero Industrial. Lo que, afortunadamente,
parece estar en disposición de corregir el actual Ministerio de Universidades,
con los Programas académicos de
simultaneidad incorporados en el borrador del proyecto modificación del Real
Decreto 1393/2007. Lo que, como a nadie sorprenderá, no parece ser del agrado
del COGITI.
Considero necesario diferenciar entre estudios
de Grado, que no conduciendo al ejercicio profesional son la vía más adecuada para recibir la
formación y el acceso a los que sí que conducen al ejercicio profesional del
Ingeniero Industrial –caso del GITI-, y los que yo suelo denominar “acciones
preferentes universitarias”: aquellos que no conducen a ejercicio profesional
alguno, tales como "Grado en
Ingeniería de la Energía", "Grado en Ingeniería Física",
"Grado en Ingeniería
Matemática", etc.
En cualquier
caso no deja de resultar curioso que precisamente sean los representantes de la
Ingeniería Técnica Industrial quienes ahora critican la existencia de títulos
de Grado en ingeniería que no habilitan para ejercicio profesional, pues,
cuando se creó la titulación de "Ingeniero
Técnico en Diseño Industrial", pese a no tener ésta atribuciones profesionales,
no solo le otorgaron entonces todos sus beneplácitos, sino que pasaron a admitir
a sus egresados, aun cuando no estaban habilitados para el ejercicio de la
profesión de Ingeniero Técnico Industrial, como colegiados en sus Colegios.
Pero es que ahora, Colegios de Ingenieros Técnicos Industriales integrados en
el COGITI, han realizado modificaciones en sus estatutos, para también ahora poder
pasar a colegiar a "graduados en ingeniería del ámbito industrial
no habilitados para el ejercicio de una profesión regulada". Es decir
que, mientras algunos con un mano soportan el megáfono para cantar la melodía
del verano, con la otra incorporan a quienes no están habilitados para el
ejercicio de las profesiones a las que, como ratificó el Tribunal Superior de
Justicia de Madrid en su sentencia de 18 de mayo de 2015, se limita el objeto
de su Colegio profesional: la Ingeniería Técnica Industrial. ¿Ustedes lo pueden
entender?. Yo les aseguro que no; salvo que algunos lo único que parecen
pretender es, aparentar ser lo que no son, y ser más de los que realmente son.
En cualquier caso sí que desearía
tranquilizar a aquellos estudiantes que están cursando un GITI, manifestándoles
que aprovechen las melodías veraniegas para relajarse, pues pueden tener la
completa tranquilidad que, si su deseo es acabar ejerciendo la profesión de
Ingeniero, no encontrarán otra mejor vía para formarse adecuada y
coherentemente para ello.
Luis-Manuel
Tomás Balibrea es Presidente
(e.f.) de la Federación de Asociaciones de Ingenieros Industriales de España